martes, 29 de noviembre de 2011

El viajero y la luna

Aquella noche en su destino a San Luis, en un autobus de clase economica, el viajero se disponía a descansar al filo de la media noche en su trayecto, era una noche fría, y el se había traído poca ropa puesta, por aquello de las alocadas condiciones climaticas de su ciudad, en donde si en la mañana estaba en 15 grados, en la tarde estaba a 30. El camión en su suave pasear por las afueras de Saltillo, hacía relucir los pocos locales que iluminaban las ventanas, que eran, de entre tiendas para camioneros y viajeros frecuentes que solo van de paso, hasta esas enormes naves, de esas que se ponen en las afueras de las ciudades, dejando ver a lo lejos y con unos pobres rayos de luz que apenas alcanzan a alumbrar sus logos o nombres. 

Las empresas se quedaron atrás, el viajero deseaba ahora dormir, aporvechando el camino de media noche para reponer energias y llegar con toda la pila recargada a su destino, pero al viajero se le hizo imposible. Despues de inumerables pensamientos, corriendo sin orden alguno por su cabeza, todos al mismo tiempo, cuando cerraba los ojos escuchaba un sin fin de sonidos inteligibles, unos parecian dialogos de una pelicula en ingles, otro una canción clasica en un ensamble de violines y cellos confundiendose y mezclandose con preguntas que el viajero se hacia a si mismo de si dejé el trabajo hecho una porquería o porque Carmen había actuado así aquella noche. De tanto desorden el viajero decidió abrir los ojos, recorrió con ellos todo el autobus, la mayoría de las ventanas tenía las cortinas cerradas, en las que no estaban cerradas, el empañar de los vidrios era abrumador, era una de esas noches heladas de desierto, y se sentía en esos pies, o mas bien los pies ya no sentían de lo entumidos que estaban. 

Despues de haber revisado el camion, notó de la nada un brillo que ya estaba sintiendo pero había ignorado desde el principio, volteo a su lado izquierdo en lo alto de una de esas ventanas sin cortina y vio la fuente de aquel brillo, era tan curiosa la escena. La luna en un cuarto creciente, suspendida ahí, lo mas extraño es que no había empañamiento alguno en el trayecto de visión que tenía el viajero hacia la luna, como si la luna misma hubiese quitado el empañamiento para ver especificamente al viajero. El viajero boquiabierto solo miraba la luna, como se veía y como oscilaba en la ventana con la suspensión del autobus en su camino irregular, pero aun asi se mantenía dentro del margen del desempañamiento. Tal vez se deba a que en tanto tiempo, no me ha visto bien, debajo de todo ese smog, dificilmente soy percibible en la metropolis, echame un buen vistazo, luna, yo no se cuando te vuelva a ver tan clara, tan curiosa como hoy, aqui estoy solo para ti esta noche. 

El viajero la observaba, pero poco sabía que se debía hacer en estos casos que tenia la atención y visita de la luna. ¿Debía acaso hacer alguna reverencia?. Al viajero así le parecio e inclinó la cabeza en manera de reverencia. Sin tener mucha educación en etiquetas entonces procedió a hablar con ella, el ruido mental que tenia en esos momentos se disipo al instante para solo comunicarse con la luna, que bella eres, ahora entiendo porque los lobos aullan, un sonido tan nostaligico solo se puede producir cuando uno esta viendote, en estos momentos quisiera aullar, pero seguramente molestaría al idiota que esta roncando a mi lado, pero olvidemoslo por un instante luna, que esta noche es nuestra. Tu belleza eclipsa cualquier idiotez que este pasando a mi alrededor, soy tu lobo, y mis aullidos son mi palabrería barata de un chico solitario que se encuentra una bella mujer en el bar y le hace cumplidos torpes esperando que la mujer de alguna u otra manera le abra su corazón. Soy ese lobo solitario, sentado en medio del desierto, admirando con serenidad tu luz, ahí entre los mezquites, sentado viendo el espectaculo, el espectaculo de tu linda carita, muñequita de porcelana, y lo mas sensato que se me ocurre es aullar en la soledad para ver si te animas a voltear a verme como en esta ocasión lo haz hecho, y me he sentido de lo mas especial. Y entonces el camión gira de dirección, impidiendole ver su luna. ¡Que locura!. Adios luna, esta velada fue muy especial, pero así son los astros y las bellezas, esas no vienen a tí, y si lo hacen, debes aprovecharlo.

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