martes, 25 de octubre de 2011

Luz mercurial.

El carro se desliza suavemente por las calles de la ciudad, entre puentes y pasos a desnivel, se abre camino como una montaña rusa, las luces del alumbrado publico se deslizan sobre el techo casi como lo haría un escaner estudiando a luz y detalle de lupa sobre el cofre y reflejan su intensidad en el parabrisas, es una noche tranquila, el sonido de jazz de la estación sonora de la Universidad de Nuevo León, hace ver tan amigable aquel show de luces, apacible, me hace olvidar por un rato, las escenas que vez. Esa zona de guerra, tres sirenas me topé a lo largo de la ciudad en un solo viaje de ida, vaya que es demasiado, el primero a la altura de Sendero, policías Federales y Ministeriales, con carros potentes pero no tan imponentes, una camioneta de lujo, con una torreta al frente, punteando el contingente un carro tipo Charger, cortando el trafico casi como una cuchilla en un corte limpio y efectivo, haciendo sonar el altavoz, diciendo de manera ilegible para mi que me encontraba en el circulando al sentido contrario de la calle, haganse a un lado, hay problemas.
Mas adelante con el sol de frente, ya entrado por el centro de la ciudad, un lugar muy conocido y concurrido en mi etapa estudiantil, la calle de Pino Suárez, ahí donde muchos estudiantes se ven forzados a trabajar para poder pagar sus estudios, ese lugar inombrable para muchos excompañeros, me topo el segundo contingente, la fuerza civil, un nuevo grupo de ciudadanos que fueron recientemente entrenados para hacer golpes y tacticas en contra del crimen organizado, una supuestamente renovada policía, y digo supuestamente no porque no creea en ella, si no porque es algo que apenas comienza y no se ha probado nada, pero los alardes de los políticos sobre sus obras hace su tarea al presumir de ella. Primero los veo por el retrovisor, y yo con mi actual trabajo que no pienso palabra en español en un sano juicio en mi mente pronuncio lentamente las palabras "Oh shit", cuando las sirenas comienzan a sonar detrás de mi y empiezan a cortar de nuevo el trafico, esta vez, varios encapuchados en camionetas, un convoy militarizado hecho policía, porque es lo que se usa, sus rostros no se pueden ver, corren demasiado peligro, se dirigen obviamente al sur de la ciudad, tal vez a uno de esos lugares conflictivos que se yo, solo por nombrar algunos, la colonia Independencia, la Sierra Ventana, o la Estanzuela. Esas colonias populares en donde la ley es la ley de la calle, y los jovenes piensan dominarla, pero terminan siendo solo carne de cañón de los adultos o terminan creciendo como narcotraficantes, los Cholos, es curioso, como un movimiento originado en Estados Unidos, por mexicanos, sea tan extendido en México, donde no nació. Se originó por protección racial y pertenencia, pero aquí creció por protección socio-economica al igual que el deseo de pertenecer.
Ya en Morones Prieto, una ambulancia casí incorporandose detrás del contingente que vi en Pino Suárez, se abre camino entre el abrumador tráfico que se vive en estos días, gracias a la destucción que dejó a su paso el huracán Álex, que a mas de un año, sigue repercutiendo de sobremanera a la ciudad. A pesar del tráfico, todos buscan hacerse a un lado rápidamente, el sólo pensar que podría ser yo o podrías ser tu la persona que esta en espera de esa ayuda, nos hace reaccionar casí eclipsando a nuestros egos, en ese hoy por tí mañana por mi que sin pensarlo estamos intercambiando. Más tarde en la avenida Garza Sada, paranoicamente estupefacto, conduciendo el carro sin pensar en nada mas que lo que sucede en toda la ciudad, y alerta en todo momento, ignorando lo que iba suceder se escucha un fuerte boom. Demasiado fuerte, gracias al rancho de mi abuelo, he tenido la oportunidad de disparar pistolas de diferentes calibres, la 22 y la 30, ambas detonaciones sonaban, casí como fuegos artificiales, como un pequeño cañón comparado con la explosión que presencie, me aferré del volante, buscando por todos los espejos alguna cosa fuera de su lugar, alguna persona haciendo disparos, nada, recordé como alguna vez me estalló una llanta, y el sonido que hizo ese día, recuerdo que hace poco también presencie como un taxista en una gasolinera con su llanta ponchada traraba de darle un poco mas de vida de ruedo, llenandola de aire, yo iba con unos amigos, el taxista la llenaba sin parar y de pronto, otro fuerte boom, la llanta se había reventado. Todo tenía sentido, era solo paranoía mia y nadamas, paranoía mía, paranoía tuya, paranoía de toda la ciudad.
El motor sigue ronroneando y la musica de jazz haciendo sus efectos de relajamiento abriendome paso en un trance de extasis de oído con ese buen piano, esas improvisaciones y escalas locas, que algun día quisiera llegar a comprender y ejecutar, la calmada progresión del bajo, subiendo y bajando suavemente, ordenando y poniendo en su lugar a aquel piano enloquecido, y de pronto, el saxofón haciendo su hermosa entrada, imprescindible en el jazz, llendo de aquí para allá, haciendole a algun prodigioso negro inflar los cachetes y escupir arte al viento, así todo parece tranquilidad, mientras las notas esparcidas en mi carro me hacen manejar suave, casi como si cada que avanzara, se derritiera y se deslizara con el puro impulso, como corre un pedazo de mantequilla por el sartén cuando este esta caliente, derritiendose de manera que solo algo bueno podria pasar, el carro ronroneara y me dijera entre tanto ronroneo que todo esta sucediendo de acuerdo al plan.

lunes, 10 de octubre de 2011

Loco Diamante resplandece, un lindo recuerdo.

El sintetizador tocaba una suave melodía, el amplificador la empujaba deslizándose suavemente por los aires, con un efecto en ensamble de cuerdas, dejando todo en un estado sostenido y relajado, la guitarra empieza a hacer su aparición, una pequeña escala que se repite, una, dos, tres veces, de pronto, una ejecución de bombo y tarola hacen su aparición, acrecentando el ritmo con sus repeticiones con un tiempo mucho menor al sintetizador y a la guitarra, la música se vuelve mas agresiva, con la misma idea, pero se siente un ritmo mas vivo en el aire.
De pronto un gran globo aparece en frente de la audiencia, un gran globo rosado, inflado con helio y subiendo para quedar suspendido frente a nosotros, casi en un ángulo de 45 grados, oscilando de derecha a izquierda, con mensajes en grafitti, muchos atribuidos a Bush el entonces presidente de los Estados Unidos, en referencia a la guerra, y al muro en la frontera de México con Estados Unidos, que en ese entonces era una novedad, decía, "cerdo Bush, derriba el muro de la frontera". Los puercos el maldito gobierno, y su hambre por dinero, y poder. La representación de Bush y otros flotaba en forma de puerco rosado, mientras el compás de la música se volvía a calmar.
Roger, tocando magistralmente su bajo, con un montón de canas pintadas en su cabellera, se ve a lo lejos junto con unas espectaculares pantallas que abarcaban casí la mitad del Estadio Universitario de la UANL, poniendo atención a la pantalla, el guitarrista con una Les Paul Dorada, restregando las cuerdas contra los trastes, jalando las cuerdas para lograr ese cambio a semitono, que a todos nos complace en el oído, el floyd rose de la guitarra, resplandeciendo frente a la cámara y cegándola por un momento, el puerco sigue suspendido en el aire, sostenido por una cuerda.
"Remember when we were young?, we shone like the sun... Shineeee on you crazy diamond...", se puede ver en la gran pantalla esa cara llena de arrugas y pelo plateado, con sus pequeños ojos, Roger refleja en su semblante el recuerdo y la pasión de su amigo enloquecido Sid Barret, "Now there's a look in your eyes, like black holes in the sky", una descripción fría de la mirada de su amigo en estado de enloquecimiento, enajenado, fuera de si mismo, como hoyos negros en el cielo, perdida, sin razón aparente en la superficie "Shine on you crazy diamond", con la esperanza de que dentro de sí mismo, exista ese brillo de la persona que antes fue.
Despues de un rato de letras volando por el estadio, todos los oídos de la audiencia, captaban casí como grabando aquella música, el saxofón hace su aparición, exquisita, como en todas las obras de pink floyd, en un principio grave, después empieza a desarrollarse el solo, se va deslizando a notas agudas, acrecentando la melodía, acentuándola y haciéndola mas agresiva, todo esto hasta terminar en un desenlace suave.
El puerco es soltado por los aires, cuando desaparece el saxofón, una escala muy lineal de bajo y guitarra empiezan a sonar suavemente, y el sintetizador hace su entrada de nuevo, en este instante, con un sonido parecido al del saxofón pero algo mas espacial. El puerco se va volando, pero nosotros ponemos atención a la guitarra, casí hipnotizante, de nuevo en las pantallas, con ese brillo, casí como el brillo del diamante del que habla la canción. Roger aparece de nuevo en la pantalla, se ve muy pequeño desde donde estoy, el se encuentra en la portería, y yo en media cancha, empieza a cantar el desenlace de la canción, el groove sube de volumen, empezando a confortar y a alegrar a la audiencia, la canción se ha tocado completa, "Shine on you Crazy Diamond", el sintetizador gime al ultimo suavemente, ya podemos poner atención al puerco, se ve a lo lejos, un punto rosa alejandose, raramente siguio un camino en donde podíamos verlo sin distraernos mucho del escenario, curiosamente una luna llena se nos fue regalada con ese espectaculo.
Una experiencia inolvidable, lo que nos regaló el concierto de Roger Waters en el Universitario, aquel 3 de marzo del 2007, es increible que en el tiempo que ha pasado, no haya encontrado un mejor concierto, un lindo recuerdo, casí como lo es esta canción sobre Syd Barret, un homenaje, una canción que debería ser tocada en un día nublado y lluvioso como el día de hoy, que en la mañana sentí unas inmensas ganas de escucharla, no pude resistirme solo fue cuestión de dejar resplandecer solo al loco diamante.