lunes, 10 de octubre de 2011

Loco Diamante resplandece, un lindo recuerdo.

El sintetizador tocaba una suave melodía, el amplificador la empujaba deslizándose suavemente por los aires, con un efecto en ensamble de cuerdas, dejando todo en un estado sostenido y relajado, la guitarra empieza a hacer su aparición, una pequeña escala que se repite, una, dos, tres veces, de pronto, una ejecución de bombo y tarola hacen su aparición, acrecentando el ritmo con sus repeticiones con un tiempo mucho menor al sintetizador y a la guitarra, la música se vuelve mas agresiva, con la misma idea, pero se siente un ritmo mas vivo en el aire.
De pronto un gran globo aparece en frente de la audiencia, un gran globo rosado, inflado con helio y subiendo para quedar suspendido frente a nosotros, casi en un ángulo de 45 grados, oscilando de derecha a izquierda, con mensajes en grafitti, muchos atribuidos a Bush el entonces presidente de los Estados Unidos, en referencia a la guerra, y al muro en la frontera de México con Estados Unidos, que en ese entonces era una novedad, decía, "cerdo Bush, derriba el muro de la frontera". Los puercos el maldito gobierno, y su hambre por dinero, y poder. La representación de Bush y otros flotaba en forma de puerco rosado, mientras el compás de la música se volvía a calmar.
Roger, tocando magistralmente su bajo, con un montón de canas pintadas en su cabellera, se ve a lo lejos junto con unas espectaculares pantallas que abarcaban casí la mitad del Estadio Universitario de la UANL, poniendo atención a la pantalla, el guitarrista con una Les Paul Dorada, restregando las cuerdas contra los trastes, jalando las cuerdas para lograr ese cambio a semitono, que a todos nos complace en el oído, el floyd rose de la guitarra, resplandeciendo frente a la cámara y cegándola por un momento, el puerco sigue suspendido en el aire, sostenido por una cuerda.
"Remember when we were young?, we shone like the sun... Shineeee on you crazy diamond...", se puede ver en la gran pantalla esa cara llena de arrugas y pelo plateado, con sus pequeños ojos, Roger refleja en su semblante el recuerdo y la pasión de su amigo enloquecido Sid Barret, "Now there's a look in your eyes, like black holes in the sky", una descripción fría de la mirada de su amigo en estado de enloquecimiento, enajenado, fuera de si mismo, como hoyos negros en el cielo, perdida, sin razón aparente en la superficie "Shine on you crazy diamond", con la esperanza de que dentro de sí mismo, exista ese brillo de la persona que antes fue.
Despues de un rato de letras volando por el estadio, todos los oídos de la audiencia, captaban casí como grabando aquella música, el saxofón hace su aparición, exquisita, como en todas las obras de pink floyd, en un principio grave, después empieza a desarrollarse el solo, se va deslizando a notas agudas, acrecentando la melodía, acentuándola y haciéndola mas agresiva, todo esto hasta terminar en un desenlace suave.
El puerco es soltado por los aires, cuando desaparece el saxofón, una escala muy lineal de bajo y guitarra empiezan a sonar suavemente, y el sintetizador hace su entrada de nuevo, en este instante, con un sonido parecido al del saxofón pero algo mas espacial. El puerco se va volando, pero nosotros ponemos atención a la guitarra, casí hipnotizante, de nuevo en las pantallas, con ese brillo, casí como el brillo del diamante del que habla la canción. Roger aparece de nuevo en la pantalla, se ve muy pequeño desde donde estoy, el se encuentra en la portería, y yo en media cancha, empieza a cantar el desenlace de la canción, el groove sube de volumen, empezando a confortar y a alegrar a la audiencia, la canción se ha tocado completa, "Shine on you Crazy Diamond", el sintetizador gime al ultimo suavemente, ya podemos poner atención al puerco, se ve a lo lejos, un punto rosa alejandose, raramente siguio un camino en donde podíamos verlo sin distraernos mucho del escenario, curiosamente una luna llena se nos fue regalada con ese espectaculo.
Una experiencia inolvidable, lo que nos regaló el concierto de Roger Waters en el Universitario, aquel 3 de marzo del 2007, es increible que en el tiempo que ha pasado, no haya encontrado un mejor concierto, un lindo recuerdo, casí como lo es esta canción sobre Syd Barret, un homenaje, una canción que debería ser tocada en un día nublado y lluvioso como el día de hoy, que en la mañana sentí unas inmensas ganas de escucharla, no pude resistirme solo fue cuestión de dejar resplandecer solo al loco diamante.

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